Hay momentos tristes y patológicos en los que me acosa la tentación de creer que el Mal ha vuelto a entrar en el mundo bajo la apariencia de ensayo. El ensayo es como la serpiente, sutil, graciosa y de movimiento fácil, al tiempo que ondulante y errabunda. Además, la palabra misma ensayo significaba originalmente «probar, tentar». El provocador está siempre examinando su camino y tratando de indagar cuánto serán capaces de resistir los demás. La serpiente es capaz de golpear sin garras del mismo modo que puede correr sin patas. Supongo que el ensayo, al menos en lo que concierne a Inglaterra, fue inventado por Francis Bacon. No me cuesta nada imaginarlo, pues siempre he pensado que fue el mayor villano de la historia de Inglaterra. (...) Este volumen contiene diez magistrales ensayos de Chesterton, lúcidas e incisivas reflexiones que abarcan prácticamente todos los ámbitos del pensamiento, y discurren, con ironía y acidez, entre la literatura, la condición humana, la memoria o los sueños, y el más profundo pensamiento filosófico.
Sobre el autor
Chesterton, G. K.