Hágase el agua demuestra cómo mitigar la peor de las calamidades hídricas que se avecinan. Israel, un país donde el sesenta por ciento de la superficie es desierto, no solo pudo resolver el problema del agua, sino que la tiene en abundancia. Incluso provee de agua a sus vecinos —palestinos y jordanos— todos los días. Hágase el agua se basa en una investigación meticulosa y también en cientos de entrevistas que revelan los métodos y técnicas de los inventores, en ocasiones poco convencionales, que permitieron a Israel liderar el mundo con tecnología hídrica innovadora. Hágase el agua también relata historias desconocidas sobre cómo la cooperación en los sistemas hídricos puede forjar vínculos diplomáticos y promover la unidad. Es notable que, no hace tanto tiempo, Irán —con quien actualmente se da una situación de hostilidad—, dependía de Israel para la administración de sus sistemas hídricos, y el acceso de China al conocimiento israelí sobre el manejo del agua contribuyó a entibiar las heladas relaciones que tenía con este país. Hágase el agua es una historia con una redacción exquisita sobre la visión y el sacrificio de una nación y un pueblo que hace tiempo transformaron la seguridad hídrica en una de sus principales prioridades. A pesar de los escasos recursos hídricos naturales, de tener una población y una economía en crecimiento, y vecinos a veces hostiles, Israel ha logrado mantenerse a la vanguardia en la curva de innovación en lo que respecta al agua para asegurarse un futuro vital y dinámico. Cualquier ciudad, país y lector pueden beneficiarse al conocer lo que hizo el país para sobreponerse a tremendos desafíos y dejar de ser una tierra sedienta para convertirse en una superpotencia del agua.
Sobre el autor
Siegel, Seth M.