Esta es una historia que vale la pena contar, porque nos permite ver con otros ojos un mundo que, por lo general, damos por sentado. La mayoría de quienes habitamos en los países desarrollados no nos detenemos a pensar en lo maravilloso que es poder beber agua de la canilla sin tener que preocuparnos por morir de cólera a las cuarenta y ocho horas. Gracias al aire acondicionado, muchos vivimos cómodamente en climas que hubieran sido intolerables hace apenas cincuenta años. Nuestras vidas están rodeadas y respaldadas por objetos nacidos de las ideas y la creatividad de nuestros antepasados: inventores y aficionados y reformadores que resolvieron el problema de obtener luz artificial o de beber agua potable para que pudiéramos disfrutar sin obstáculos de estos lujos, sin siquiera considerarlos como tales. Estamos en deuda con aquellas personas tanto –o incluso más– que con los reyes, conquistadores y magnates de la historia tradicional. De estas innovaciones se ocupa esta mirada original y fascinante sobre la historia.
Sobre el autor
Marí, Pep