El mito de Ariadne nos habla de cómo una persona puede ayudar a otra a salir de un laberinto. La cultura ajena se convierte a veces en un complicado laberinto de modos, reacciones, tradiciones y lenguajes desconocidos. El laberinto crea inseguridad, miedo, incertidumbre. Nos hace sentir pequeños y solos. La obra es el fruto de dos años de trabajo en el marco de un proyecto europeo en el que han participado asociaciones y universidades con un eje de trabajo común: la actividad artística y creadora como hilo que ayuda a comprender, visualizar y disfrutar del laberinto que supone verse en otra cartografía que nos hace resituarnos, renombrarnos, volver de algún modo a nacer en otras latitudes: aprender de nuevo a comprender a los demás y comprendernos a nosotros mismos. La creación, a través del teatro, la danza o las artes visuales ha servido como elemento catalizador de pérdidas –personales, emocionales, geográficas, pasando por la pérdida de la propia identidad asignada–, pero también de encuentros. Ha servido para preguntarnos de nuevo qué es el ser humano, qué es migrar, pero también para celebrar la reunión, la complicidad, la amistad, la solidaridad, a la vez que desentrañábamos el prejuicio, el estereotipo, el miedo al otro. Hemos celebrado el placer de aprender del otro nuevos modos, y el placer de enseñar los propios, sin jerarquías, sin juicios, buscando el espacio de acogida, intentando crear un hogar de nuevo.
Sobre el autor
López Fdez.-Cao, Marián