El Pequeño Sueño estaba nervioso, no sabía qué hacer allí, escondido detrás de aquella Oscura Pesadilla. A fin de cuentas no pretendía convertirse en un Orgulloso Gran Sueño, ni mucho menos en el Sueño Dorado, que suponía la distinción y el prestigio que otorgaba ser el mayor deseo de un humano. Su extrema pequeñez no le permitía disponer en esos momentos de un puñado importante de anhelos, pero tenía que intentar ser la pequeña e insignificante Aspiración de alguien.
Sobre el autor
Rueda, Jose
Velayos, Teresa