Rojo y Negro

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Rojo y Negro

(Clásicos ilustrados)

Stendhal

Rojo y negro es una de las novelas clave de Stendhal, el seudónimo con el que el francés Henri Beyle pasó a la historia de la literatura como una de las grandes plumas del realismo psicológico. Julien S o r e l , e l protagonista, encarna como ningún otro las contradicciones de la Francia de la Restauración, un periodo convulso y fascinante del que Stendhal nos ofrece un retrato casi fotográfico

Ficha Técnica
I.S.B.N.:
9788418008054
Editorial:
Alma
E-Book:
Última edición:
1/12/2020
Páginas:
608
Peso:
1032 gr.
Formato:
15 x 21 cms

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Sobre el autor


Stendhal

Henri Beyle (nacido Marie-Henri Beyle; Grenoble, 23 de enero de 1783-París, 23 de marzo de 1842), conocido por su nombre de pluma Stendhal, fue un escritor francés. Valorado por su agudo análisis de la psicología de sus personajes y por la concisión de su estilo, está considerado como uno de los primeros y más importantes representantes literarios del realismo. Sus novelas más conocidas son Rojo y negro (1830) y La cartuja de Parma (1839).

Durante la vida de Stendhal, su reputación se basó principalmente en sus libros sobre arte y turismo (término que contribuyó a introducir en Francia), así como en sus escritos políticos y su ingenio en las conversaciones. Sus opiniones poco convencionales, sus inclinaciones hedonistas atenuadas por una capacidad de indignación moral y política, su carácter travieso y su odio al aburrimiento, constituyeron para sus contemporáneos una mezcla de contradicciones provocadoras, que les hizo difícil apreciar su sensibilidad ágil e irónica, siendo Honoré de Balzac el único en reconocer entonces su genio como novelista. Como escritor, destacan en la obra de Stendhal un conjunto de ideas como la hostilidad al concepto de «belleza ideal», la noción de modernidad y la exaltación de la energía, la pasión y la espontaneidad. Egoísta declarado, su filosofía personal, a la que él mismo denominó «beylismo» (por su verdadero apellido, Beyle),​ enfatizaba la importancia de la «búsqueda de la felicidad» combinando el entusiasmo con el escepticismo racional, la lucidez con la entrega voluntaria a las emociones líricas. El «beylismo», tal como él lo entendía, significaba cultivar una sensibilidad privada y, al mismo tiempo, desarrollar el arte de ocultarla y protegerla.