Combo Educación Feminista
Marañón, Iria
Este combo incluye:
Educar A Un Niño En El Feminismo
Porque ellos también pueden ayudar a cambiar el mundo.
Sabemos que la forma de ser de un niño —entendiendo por niño un niño varón— se construye: la masculinidad no es innata, y los estereotipos se forman a través de la educación, los juegos, la cultura y los referentes. Les enseñamos a ser insensibles, agresivos, impasibles y competitivos, en lugar de enseñarles a ser empáticos, solidarios, compasivos, respetuosos y a convivir con los niveles adecuados de autoestima. A menudo no somos conscientes de cómo los niños aprenden a ser niños, y esto se debe a que el sistema patriarcal ha estructurado nuestra sociedad de manera que en la mayoría de los casos no nos percatamos de ello.
En los últimos siglos, a través del movimiento feminista las mujeres han replanteado su lugar en el mundo y han comenzado una lucha por conseguir una sociedad más justa. ¿Qué ha pasado con los hombres mientras tanto? Lamentablemente, no ha habido ninguna reacción por parte de ellos frente a la violencia machista y las injusticias de las que son víctimas las mujeres. Los hombres no se han movilizado para renunciar a sus privilegios.
Educar a un niño en el feminismo es una invitación a ver con nuevos ojos nuestra manera de educar a los niños, con el fin de detectar y cambiar muchos de los errores y las injusticias que repetimos inconscientemente. Porque es necesario educar a los niños como seres pensantes y autónomos, liberados de la construcción del género y de los roles que la sociedad se empeña en transmitir.
Educar En El Feminismo
Cómo formar personas libres, seguras de sí mismas y respetuosas sin importar su sexo ¿Sabías que las niñas a partir de los 6 años se sienten menos inteligentes que los niños? ¿Y que los chicos subestiman las capacidades de sus compañeras en la universidad? La culpa es de los estereotipos: los juegos y referentes culturales entrenan a las niñas y niños sobre cómo tienen que comportarse, expresarse y relacionarse. Colores rosas, muñecas, cocinitas y princesas. Colores azules, barcos piratas, fútbol y superhéroes. Proponemos dos escenarios distintos con perversas consecuencias: las niñas deberán ser sumisas, tranquilas y obedientes, y los niños no podrán llorar y ser sensibles, deberán ser fuertes y valientes. ¿No sería mejor que fueran libres para sentir, expresarse y actuar? Necesitamos niñas y niños con conciencia y compromiso, que defiendan en público la igualdad. Que tengan capacidad de pensar más allá de lo convencional y no se dejen influir por los modelos que a menudo se muestran en la televisión, el cine, la literatura, las redes sociales... Para construir una sociedad justa e igualitaria, nuestras criaturas tienen que ser poderosas, justas, solidarias y felices. Para todo esto, es necesario educar en el feminismo.