El joven estudiante Raskólnikov, agobiado por la pobreza y el orgullo, busca afanosamente la manera de salir de su difícil situación. Y tras semanas de arduo tormento, acaba cometiendo un crimen absurdo. La novela Crimen y castigo (1866) relata, precisamente, los días que median entre el asesinato y la posterior condena de Raskólnikov. Nadie ha descrito con más precisión la soledad de un hombre perdido en una ciudad como Fedor Dostoievsky. Y ahí, en la soledad del estudiante que no pudiendo ser santo decide ser criminal, que no pudiendo ser criminal decide sentirse culpable, vuelve a revivir una y otra vez Raskólnikov. Esa palabra misma, la palabra culpa, no podemos ya definirla sin pasar por Raskólnikov, el hombre que convirtió este dolor en una especie distinta de placer.
Sobre el autor
Dostoyevski, Fiodor
Fiódor Dostoyevski, a menudo escrito también Dostoievski, fue un novelista ruso que introdujo en la novela una profundidad psicológica hasta entonces nunca leída. Debido a ello, su prevalencia en la cultura del siglo XX fue extraordinaria, influenciando a personalidades tan dispares y extremas como el filósofo alemán Friedrich Wilhelm Nietzsche o al padre del psicoanálisis, Sigmund Freud. Dostoyevski tuvo una complicada relación con su despótico y alcohólico padre, que lo mandó a San Petersburgo para librarse de él. Cuando tenía dieciocho años, su padre fue asesinado por un grupo de campesinos. Esa tragedia le marcó para siempre, ya que se sintió culpable por haber deseado que ocurriera. Sin duda, esa culpa está muy presente en la que fue su primera obra maestra, Crimen y castigo. Esta novela es indispensable y narra un escalofriante asesinato cometido por Rodión Raskólnikov, un estudiante arrogante cuyo nihilismo anticipa la literatura existencialista. Otras obras notables son Los hermanos Karamazov, El idiota, El jugador o Los endemoniados.