A medida que crecemos suele ir instalándose en
nosotros el hábito de enfocarnos en todo aquello que no funciona, los defectos
y las debilidades. A la vez se nos va haciendo más difícil valorar y disfrutar
de las personas y las cosas que nos rodean. El desarrollo de las habilidades apreciativas
es una invitación a recuperar capacidades como el asombro, la benevolencia, el
foco en los talentos y las fortalezas, las oportunidades y la abundancia.
¿Para qué entrenar la apreciatividad? Para aumentar
los niveles de bienestar y felicidad de las personas. El aprecio y la
valoración como medio para acceder a una vida más feliz han estado
presentes desde siempre en las ideas de líderes y grandes pensadores.
Actualmente sabemos que
estas habilidades pueden desarrollarse con práctica específica y sistemática,
como una herramienta fundamental para la vida y el trabajo. Las capacidades
apreciativas de los empleados son parte del Activo de las empresas.
Las personas apreciativas no están esperando que la
realidad se torne favorable para poder valorarla. El gran desafío consiste en
rescatar lo valioso del mundo real, sin engaños ni idealizaciones. La belleza,
los talentos y las oportunidades se manifiestan sólo a aquellos que son capaces
de apreciarlos.
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Sobre el autor
Isanta, Laura