La vida de Adam Moynihan solía ser maravillosa. Buenos amigos y una vida hogareña tan perfecta que podría haber salido en un programa de televisión de los años 50. Y entonces murió su hermano mayor. Ahora, su madre, amante de la diversión, llora constantemente. Él y su otro hermano no consiguen hablar sin pelearse y el padre que siempre admiró, demostró ser un cobarde al marcharse cuando más lo necesitaban. La vida de Jolene Timber no se parece en nada a las películas que tanto le gustan, al menos no a las felices. Como aspirante a directora, debería saberlo, pues lleva desde niña reintentando su vida constantemente. Con padres divorciados peleándose y usándola como peón, ningún tipo de juego mental le dará el amor por el que se muere. Obligados a pasar fin de semanas alternos en el mismo edificio de apartamentos, el chico que cree que el perdón le hace débil y la chica que cree que el amor es para los tontos, forjan una amistad poco probable. Pero cuando la vida de uno empieza a recuperarse mientras la del otro se desmorona, se dan cuenta de que, enamorarse mientras se está rodeado de caos no asegura nada bueno.
Sobre el autor
Johnson, Abigail
Abigail nació en Pensilvania. Cuando tenía doce años, se mudó a Arizona, cambiando las tormentas de nueve por los eternos veranos que duran todo el año. Abigail hizo una crónica de todo el viaje en un cuaderno espiral de color púrpura, y desde entonces no ha parado de escribir. Tras romperse la columna vertebral en un accidente de tráfico a los dieciséis años, quedó tetrapléjica, pero no ha dejado que eso la detenga nunca. Ha surfeado en México y ha dirigido y escrito la representación de Cenicienta en el Instituto, además de publicar varias novelas.